CAM Santiago
Boletín N˚11 - Diciembre 2019

Informativo On-Line


Entrevista a nuevas integrantes de la nómina arbitral del CAM Santiago.

Con la participación de los subsecretarios de Justicia (Juan José Ossa) y de la Mujer y Equidad de Género (Carolina Cuevas), el CAM Santiago concretó a mediados de abril una profunda modernización para la entidad tras el juramento de 26 abogadas como integrantes de la nómina arbitral, respondiendo a las tendencias organizacionales que hoy están integrando con mayor participación a las mujeres en el mundo del arbitraje.

A nivel internacional gran parte de estas tendencias materializan lo dispuesto en la Resolución 70/1 de la Asamblea General de las Naciones Unidas «Transformar nuestro mundo: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible» (2015), plan de acción que tiene por objeto fortalecer la paz universal y que junto con contener 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y 169 metas, destaca que el comercio internacional impulsa el crecimiento económico inclusivo y la reducción de la pobreza y contribuye a fomentar el desarrollo sostenible.

Dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, el N° 5 es «Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y las niñas». Sus metas incluyen asegurar la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública, además de, aprobar y fortalecer políticas acertadas y leyes aplicables para promover la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas a todos los niveles. Como ha indicado ONU Mujeres en un reciente informe, a nivel comparado, “la insuficiente representación de las mujeres en las instituciones de gobernanza mundiales, regionales y nacionales y su falta de poder para diseñar estas instituciones contribuyen a perpetuar el sesgo de género”.

Tras la incorporación de las abogadas en abril, la nómina de 220 árbitros del CAM Santiago tuvo un crecimiento exponencial y pasó a estar integrada por 41 mujeres, quienes representan al 18,63% de dicha nómina, porcentaje que en el caso de los AJ CAM Santiago se eleva al 31.81%.

Luego de una serie de capacitaciones, el día 13 de agosto el Consejo del Centro de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Comercio de Santiago se reunión con las nuevas integrantes del cuerpo arbitral, ocasión en que aprovechamos se preguntarles sus opiniones a las abogadas Renée Rivero (Vicedecana de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile y profesora de Derecho Procesal en la misma casa de estudios), Carolina Coppo (abogada integrante de la Corte de Apelaciones de Santiago y profesora de Derecho Procesal en la Universidad de Chile) y Marcela Achurra (abogada egresada de la Pontificia Universidad Católica de Chile y socia del estudio Parraguez & Marín).

Las tres están de acuerdo con un punto: “Acá el tema es: esto igual va a pasar en 100 años, pero ¿por qué no lo empujamos para que pase ahora? Es simplemente adelantar y no esperar a que en 100 años más esto ocurra con una evolución natural”.

Chile, en los indicadores en general, está bastante lento si se compara con países semejantes. “No te vas a ir a comparar con países nórdicos, que están en otro estado de desarrollo. Pero si te compras con Perú y Colombia, por ejemplo, en la tasa de pertenencia laboral y participación en cargos altos de gerencias y directorios, estamos muy tarde”, explica Marcela Achurra.

¿Cuáles son sus expectativas en este nuevo proyecto y en este nuevo desafío?

M.A: Sobre este proyecto, yo lo encuentro súper destacable y creo que hay que difundirlo todavía más porque no es solamente la iniciativa, si no que ya está pasando. Hay que romper el mito de que las mujeres son expertas sólo en el Derecho de Familia. Hay mujeres expertas en construcción, en corporativo, en inversión extranjera. Creo que hay mucha información que se podría destacar. Yo diría que lo más importante es que la vida siempre te demuestra que hay desafíos. Siempre hay algo nuevo, algo que puedas estudiar o algo que puedas aportar a la sociedad. También lo digo como algo de “devolver lo que hemos recibido”. De impartir justicia en un sistema que no es el tradicional de tribunales ordinarios, pero que sí podemos hacer un aporte al país al resolver un conflicto entre empresas. Ese es el mundo que a mí me gusta mucho. Creo que hay mucho desafío y yo me lo tomo como algo nuevo, que hay que seguir aprendiendo y estudiando aunque uno crea que ya lo sabe. 

C.C: Es primera vez que integro la nómina arbitral, pero yo soy abogada integrante de la Corte, entonces tengo experiencia siendo jueza de segunda instancia. Para mí fue sorpresivo, pero no tanto, porque al principio pensé que había sido contactada por mis labores como abogada integrante de la Corte de Apelaciones, por mi experiencia en el trabajo jurisdiccional. Después claro, descubrí que estaban buscando un grupo más amplio de mujeres con distinta experiencia en distintos backgrounds, que pudiesen aportar en el arbitraje. Eso me pareció una excelente idea: no puede ser bueno que existan desequilibrios tan grandes en la cantidad de profesionales mujeres y hombres participando en los distintos quehaceres del país, especialmente en actividades que se relacionan con ámbitos tan relevantes como lo es el ejercicio de la justicia.

R.R: A mí me llamaron y me dijeron “oye, estamos haciendo esta iniciativa” y me pareció como “mmm… OK…”. Al principio te genera un poco de resistencia, pero a la larga uno dice “¡qué bueno que están abriendo estas oportunidades!” y, no solamente por ser mujer, sino que encuentro que aquí hay un tema profesional de mérito enorme.

¿Se podría decir que hay un grado de modernización?

M.A: Yo creo que pasa por reconocer la importancia de la diversidad, siempre han sido círculos muy cerrados, quizás por mucho tiempo, pero sabes que probablemente por inercia. Se podría decir que es una cosa buscada. Es una cuestión cultural, obviamente, pero también es una cuestión que se da naturalmente. Cuesta romper, siempre fue así. Las mujeres siempre quizás tuvieron un perfil más bajo. No reconocer esa realidad, y no enriquecer la institución con esa visión de mujeres, que es distinta, sería una lástima.

C.C: Sin duda en esta generación hay expectativas diferentes a las que teníamos nosotras. Yo nunca vi mi vida profesional limitada por ser mujer. Si hubo limitaciones, yo nunca las percibí de una forma tal que impidieran mi desarrollo. Salvo en algunas ocasiones, por ejemplo, por un aumento de sueldo, me preguntaron una vez: “¿bueno y tu marido qué hace?”, como diciendo “¿por qué necesitas un aumento de sueldo?”, pero en general yo no recuerdo haberme sentido menoscabada o discriminada por el hecho de ser mujer. Claro, eso no significa que en la vida profesional las mujeres tengamos que tolerar más dificultades y obstáculos que los hombres, y los hay. Y en parte esto es lo valorable de lo que hace el CAM Santiago, se da cuenta de que está en deuda y toma medidas rápidas y eficaces para al menos tratar de equiparar la participación de hombres y mujeres como árbitros. Las mujeres de ahora se lo plantean, yo creo, con incluso más fuerza que yo y saben que deben estar en igualdad de condiciones que los hombres y si no lo están, están dispuestas a luchar por ello.

R.R: Este año, en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, por primera vez entraron más mujeres que hombres a estudiar la carrera. Este año, las mujeres sobrepasaron a los hombres. Derecho es una carrera que siempre fue tradicionalmente de hombres y había muy poca participación femenina y con los años ha ido aumentando. Egresan más mujeres y se titulan antes que lo hombres. Ingresan a trabajar relativamente a la par. Pero el problema está en el ascenso a los cargos directivos o cargos de poder en materia judicial. En primera instancia hay una mayoría de juezas, pero subes a la Corte de Apelaciones y ya.

¿Qué tan importante es lo que pasó en el CAM Santiago?

RR: Es un empujón importante que simplemente adelanten algo que igual va a pasar, o al menos debiera pasar con el tiempo. Pero es necesario este empujoncito. En la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, por ejemplo, en la academia, somos 20% mujeres de un claustro de 300 personas.  Y las mujeres titulares son 3. O sea, hasta la carrera académica también está estancada. Nosotros estamos en la Facultad con una política de traer mujeres, incentivar que vengan y que puedan ascender en la carrera académica porque no puedes ocupar cargos altos, sino en ciertas jerarquías, no puedes asumir ciertas responsabilidades, sino en ciertas jerarquías. Pero bueno, todo eso está cambiando hoy en día. 

Asimismo, encuentro que ser llamada a árbitra del CAM Santiago es un desafío, es un honor, es un llamado a trabajar de forma seria en equipo. Aquí lo que me gusta es que se ve un equipo, un trabajo serio. Se ve un apoyo grande, yo creo que se pueden hacer muchas cosas. Es una institución que ya tiene una trayectoria y es un desafío grande y hay que tomárselo en serio. Eso es lo bonito.  Y bueno claro... estar del otro lado. Para muchas de nosotras es un cambio de lugar y sobre todo que estás trabajando con personas. Se trata de solucionar los problemas de las personas y ese es el foco. No hay que perder nunca el foco de que estamos trabajando con patrimonios, con problemas que a las personas les preocupan en su día a día, pero es impartir justicia y trabajar por y para las personas.

C.C: Yo estaba muy contenta, muy emocionada y honrada. Fue un honor ser escogida porque saber que uno ha sido designada significa ser parte de la solución de los problemas de las personas de manera directa. Es una tremenda responsabilidad. Yo creo que ejercer justicia es una de las labores más lindas que pueden existir. Y poder hacerlo a través del CAM Santiago es un privilegio para nosotras y hay que ejercerlo con gran responsabilidad. En el fondo uno se da cuenta aquí que el equipo que hay, cualquier temor que uno pueda tener respecto de dudas, hay mucho apoyo. Uno siempre siente que va a ser apoyada.

M.A: Yo creo que lo pasó aquí en el CAM Santiago tuvo importancia también en lo que pasó en el Colegio de Abogados. Yo creo que esto marcó un cambio de paradigma. Marcó un punto importante.  Creo que eso vino mucho de la mano con lo que pasó aquí. Porque fue cercano en el tiempo, entonces estaba muy fresco en la retina. Si ya pasó en el Colegio de Abogados, ya son cuestiones que se están planteando en todas las instituciones y ahora en los estudios jurídicos los socios también tienen un debate. El CAM Santiago dio un ejemplo modernizador, de rápida reacción y de leer los tiempos.


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