Por Herman Chadwick, presidente del Centro de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Comercio de Santiago
Tras décadas de intensa actividad y de múltiples responsabilidades, la vida del adulto mayor debería ser un período de paz y con pocos sobresaltos; una etapa con tiempo para leer, meditar y, por qué no, recrearse. Sin embargo, no siempre es así, pues son muchas las personas que, luego de jubilarse, se ven obligadas a seguir trabajando para poder subsistir.
De una u otra manera, todos hemos sido testigos de múltiples casos de adultos mayores abandonados y aquejados por enfermedades, y de tantos que han sido golpeados sin piedad por el coronavirus. Una pandemia histórica que, lamentablemente, sigue cobrando a diario miles de vidas y generando una crisis económica que, consecuencialmente, produce conflictos civiles y comerciales, preocupaciones y costos. Situaciones que son difíciles de sobrellevar, sobre todo en esta etapa de la vida, por lo que hoy queremos ayudar a soportarlas de mejor manera.
Cuando se presenta un conflicto por cobro de deudas, arrendamientos, prestación de servicios, entre otros ejemplos, la vía tradicional para resolverlo es el juicio. Pero, ¿qué significa esto para el adulto mayor? El solo hecho de tener la preocupación de un tema sin resolver conlleva una carga emocional que, en algunos casos, también puede ser económica, y la posibilidad de asumir un riesgo para la salud al tener que acudir al tribunal en alguna etapa del proceso judicial (durante esta pandemia). Y es aquí donde el camino más adecuado resulta ser el diálogo y la mediación. Solo como dato, este año más del 50% de los casos finalizados en el programa de mediaciones gratuitas del CAM Santiago ha culminado con un acuerdo total o parcial.
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La mediación se caracteriza por acercar a las partes, apoyadas por un experto, con el objeto de resolver el conflicto en plazos breves, logrando incluso que quienes participan en el proceso construyan la solución a partir del diálogo. El programa online “1.000 mediaciones pro bono”, de carácter gratuito, está disponible en el CAM Santiago y funciona en alianza con el Colegio de Mediadores. Difundirlo entre distintos sectores de la sociedad permite extender sus beneficios y resultados a las personas que hoy enfrentan un conflicto civil o comercial y que, en muchos casos, no tienen acceso a un sistema de resolución. Este año, se ha realizado 100% a distancia, a través del uso del celular, whatsapp y videoconferencias.
A la fecha, hemos firmado una serie de convenios con gremios, y resulta interesante destacar el suscrito recientemente con Banco Estado, a través de su presidente, Sebastián Sichel, y el SENAMA, mediante su director Octavio Vergara, con el fin de que la primera opción ante un conflicto entre el adulto mayor y la entidad financiera sea la resolución mediante una mediación gratuita (en casos menores a 3.000 UF).
Este mecanismo es más que nunca adecuado para los tiempos que vivimos y requiere transformarse en política pública. Es por eso que también le hemos planteado al Estado, a los legisladores y al Gobierno, la urgencia de que avancemos rápido en una ley de mediación civil, como lo ha hecho la mayoría de los países en el mundo, en un momento en que la tecnología facilita de sobremanera que se implemente como base para su tramitación.