El diálogo en los conflictos de la construcción
Por: María Soledad Lagos
Todos los días escuchamos la expresión “diálogo”, como una necesidad país, frente a las diversas problemáticas que se suscitan día a día, en todos los ámbitos del quehacer nacional, y por ello, podemos preguntarnos, ¿cómo concretamos el diálogo en el ámbito de la construcción?, ¿es posible generar relaciones en esta área, en las que prime la solución pacífica de las controversias?
Estas interrogantes no son fáciles de responder. En primer lugar, hay una tradición arraigada en nuestra cultura, de resolver las diferencias a través de la confrontación, con todo lo que ello implica: excesiva judicialización, quiebre de las relaciones comerciales, pérdidas económicas por la paralización de proyectos, etc., sin que en muchos casos seamos capaces de dimensionar todo el costo que trae consigo esta forma de abordar las diferencias. En esta dinámica, no se añade valor a las soluciones y mandante-contratista son adversarios, quedando en segundo plano la obra, y la conclusión de la misma.
Por ello, la idea común de que lo “jurídico” sólo es tema de abogados, y que se resuelve exclusivamente en tribunales o por medio de arbitrajes, impide que consideremos la posibilidad de abordar estas problemáticas a través de otras formas que permitan mantener las relaciones o ponerle término de buena manera. Introducir un mecanismo en el que, una vez agotada la negociación directa, decidimos de común acuerdo concurrir ante un tercero imparcial, que nos ayude a buscar una solución, constituye un cambio de paradigma, una nueva manera de hacer las cosas, que requiere no sólo tener la convicción de que la relación entre los distintos operadores de la construcción tiene un valor en sí misma, si no que exige además poder acceder a mecanismos adecuados para preservarlas, considerando el proceso de mediación como una herramienta efectiva, para lograr acuerdos sostenibles en el tiempo, que impliquen un menor costo.
Dicho lo anterior, la mediación es un espacio de diálogo, donde es seguro exponer las diferencias ya que el proceso es confidencial, permitiendo que las partes involucradas (que conocen de la problemática que los afecta), acompañadas de sus abogados, puedan escucharse, conversar, y buscar soluciones a su problema en conjunto, siendo guiadas por un mediador, que establece los tiempos y la agenda del proceso.
Diálogo en este mecanismo, no es una mera declaración, es una forma efectiva de enfrentar los conflictos, y aminorar el impacto de estos en nuestros proyectos, haciendo que la colaboración sea un sello que distinga a quienes optan por relaciones comerciales virtuosas, en las que podamos enfrentar las diferencias, co construyendo las soluciones. El tránsito de la confrontación a la colaboración sólo se puede concretar a través del diálogo, y ello, en definitiva, da valor a la relación en el ámbito de la construcción.
Fuente: Revista Negocio & Construcción