Entre el 10 y el 11 de diciembre se llevaron a cabo las Primeras Jornadas Nacionales de Enseñanza Clínica del Derecho, actividad impulsada por el Departamento de Enseñanza Clínica del Derecho de la Universidad de Chile y 22 universidades nacionales con el objetivo de “analizar e investigar los diversos tópicos relacionados con la Enseñanza Clínica del Derecho en sus aspectos prácticos, metodológicos y pedagógicos, y la relación que existe con otros órganos o instituciones públicas o privadas”.
Los ejes temáticos de las Jornadas fueron el acceso a la justicia de grupos vulnerables, las metodologías activas de enseñanza y práctica profesional, la inserción de las clínicas jurídicas en la carrera de Derecho, la experiencia en clínicas especializadas y la empleabilidad y vinculación con el medio.
Luego de ser sometidas a arbitraje ciego, fueron seleccionadas para su presentación en las Jornadas las ponencias de dos integrantes del CAM Santiago: Claudio F. Osses Garrido (Oficina de Estudios y Relaciones Internacionales) y Daniela Escobar Pizarro (Unidad de Mediación).
La ponencia de Claudio F. Osses Garrido en coautoría con Ricardo Vergara Olmos (entrenador del Vis Moot en la Universidad de Chile) trató sobre «Los moots como metodología activa de enseñanza del Derecho», en tanto que, la ponencia de Daniela Escobar Pizarro en coautoría con Paula Correa Camus (coordinadora de clínicas jurídicas de la Universidad Diego Portales) se tituló «Transitando Nuevos Desafíos».
La primera de las presentaciones tuvo lugar el jueves 10 de diciembre y se enmarcó en la Mesa N° 5 sobre «Métodos de Casos en la Docencia Clínica Jurídica», moderada por el profesor Jorge Barrera.
En «Los moots como metodología activa de enseñanza del Derecho», Claudio F. Osses Garrido y Ricardo Vergara explicaron que dentro de las metodologías comunes de la enseñanza del Derecho los moots se encuentran dentro de la categoría de aprendizaje experimental, la que de acuerdo con Christophe Seraglini “contempla tareas profesionales que son entregadas a los estudiantes a lo largo de un curso y que están destinadas a ponerlos en situaciones que enfrentarían normalmente en su vida laboral”.
De este modo, los moots (o competencias de juicios simulados) se pueden conceptualizar como “competencias en que participan estudiantes de Derecho de distintas universidades, debiendo representar alternadamente a las partes de un caso ficticio. Así, en una primera etapa, los equipos de estudiantes deben preparar memoriales de demanda y de contestación, y, en la segunda, deben presentar alegatos en forma oral ante un tribunal compuesto por abogados que se desempeñan como jurados del moot respectivo, y que, a la vez, se encargan de comentar los memoriales y el desempeño de los equipos en las audiencias. En ambas fases los participantes se enfrentan a la resolución de problemas jurídicos complejos a través de la aplicación práctica de instrumentos legales determinados para cada competencia, abarcando en la mayoría de los casos argumentos relativos a la jurisdicción y argumentos relativos al mérito o fondo de la controversia”.
En palabras de Claudio Osses y Ricardo Vergara, los moots “junto con la posibilidad de desarrollar habilidades comunicacionales y de litigación desde el pregrado, ofrecen a los estudiantes la oportunidad de poner en práctica sus conocimientos y aplicar teorías jurídicas a problemas complejos, pero no por ello están limitados a estudiantes que están finalizando sus estudios, sino que también a quienes se encuentran en sus años medios de formación, ya que cuentan con una etapa de investigación en que se adquieren conocimientos especializados que pocas veces son abarcados en profundidad en los cursos obligatorios de pregrado”. Algunos de los desafíos nacionales estriban en avanzar hacia una formación inter o transdisciplinaria de los futuros abogados (en que puedan adquirir y trabajar con conocimientos provenientes desde el teatro, la psicología, e incluso la ingeniería), incrementar la participación de Universidades chilenas en moots internacionales y en no relegar esta metodología de enseñanza a meras actividades extracurriculares. Algunas universidades chilenas han tenido una emergente y creciente participación en moots de arbitraje comercial internacional en los últimos años, lo que ha ido de la mano del apoyo prestado por el CAM Santiago a través de la realización de pre-moots para la Competencia Internacional de Arbitraje y para el Vis Moot.
La segunda presentación tuvo lugar el viernes 11 de diciembre en la Mesa N° 7 sobre «Trabajo Clínico Jurídico en Mediación y Familia», moderada por María Soledad Lagos Ochoa (académica de la U. de Chile y Jefa de la Unidad de Mediación del CAM Santiago).
En «Transitando Nuevos Desafíos», Daniela Escobar Pizarro y Paula Correa se refirieron al trabajo de la Clínica de Mediación y Arbitraje de la Universidad Diego Portales, contextualizando su trabajo en el contexto del derecho de acceso a la justicia, derecho humano que de acuerdo con el Centro de Derechos Humanos de la UDP no se reduce únicamente a la entrada al sistema judicial, sino que requiere que las personas puedan acceder a diversos sistemas de resolución de conflictos, sin agotarse con la asistencia a los tribunales de justicia. Siguiendo a la Agencia de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea y el Consejo de Europa, ambas concuerdan con la idea de que los Estados deben garantizar a todas las personas el acceso a la justicia mediante asistencia a tribunales y a los órganos de resolución alternativa de conflictos.
La Clínica de Mediación y Arbitraje de la UDP tiene más de 10 años de experiencia y se ha caracterizado por ser una clínica especializada e innovadora que trabaja con casos reales de arbitraje y mediación, sin limitar este último método de resolución adecuada de conflictos a materias de Derecho de Familia. En mediación, los estudiantes cumplen funciones de premediación y observación de mediaciones, además de ser asesores legales en procesos de mediación que se desarrollan en otros organismos, como la Superintendencia de Salud o la Corporación de Asistencia Judicial. En arbitraje, los estudiantes están encargados de la tramitación de procedimientos arbitrales, especialmente en arbitrajes forzosos gracias a un convenio con la Fundación Pro Bono.
Para Daniela Escobar y Paula Correa, la mediación plantea un cambio de paradigma en la forma en que se resuelven los conflictos, representando el tránsito hacia un sistema autocompositivo en que las partes son protagonistas y crean sus acuerdos, en tanto que el mediador se encarga de facilitar el diálogo y de la construcción de acuerdo, pero entendiendo siempre que las partes son las principales actoras. Tras la pandemia, las principales innovaciones del trabajo clínico en la UDP se encuentran en la implementación de mediaciones en línea con la participación de estudiantes como co-mediadores, la búsqueda de acuerdos en causas arbitrales, el trabajo interdisciplinario con la Facultad de Psicología y las distintas maneras de formar abogados de excelencia que contribuyan a la comunidad.
De acuerdo con lo informado por la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile para estas primeras Jornadas se presentaron más de 60 ponencias, las que fueron sometidas al sistema de doble arbitraje ciego y los trabajos serán publicados próximamente en un libro por la Editorial Tirant Lo Blanch.
El presidente de las Jornadas fue el profesor Cristian Lepín Molina (Director del Departamento de Enseñanza Clínica del Derecho de la U. de Chile), en tanto que la vicepresidenta de esta edición fue la profesora Daniela Ejsmentewicz Cáceres (académica del mismo Departamento).
Las Jornadas finalizaron con la presentación del libro «Enseñanza Clínica del Derecho» (Tirant Lo Blanch, 2020) y con el anuncio de la sede de las II Jornadas de Enseñanza Clínica del Derecho: la Pontificia Universidad Católica de Chile.